El silencio a mi alrededor me impide escuchar su voz,
el vacío de su partida llena mi entorno de agonía,
la ausencia de su presencia me aleja de su compañía,
y el ensordecedor ruido de la soledad, ¡me confirma que ella ya no está!
La puerta de su cuarto ahora permanece abierta,
el timbre de su celular ya no se escucha más.
No hay con quien pelear para que se vaya a acostar,
ni tampoco a quien despertar con un desayuno especial.
Extraño su compañía y nuestra camaradería,
ese beso tan amado en el momento menos esperado,
esa risa tan preciosa y siempre tan contagiosa,
y el arruncharnos bajo el ruido de una tarde lluviosa.
El nido está vacío, no puedo evitar sentir tristeza,
al mismo tiempo gran orgullo e ilusión por la nueva vida que ahora empieza,
como una joven universitaria en busca de su independencia.
Allá la deje, a 640.8 kilómetros de distancia, al frente de una puerta inmensa,
por la que entró y fue al encuentro de su nueva experiencia.
Nuestra convivencia terminó, y para mí, algo nuevo también comienza.
Me quedo con el sentir de su abrazo, guardado como un tesoro en mi regazo,
y con el: “te amo mamá, me puedes venir a visitar”.
FIN
Reflexión
El denominado Síndrome del nido vacío es una sensación de soledad, tristeza y desamparo que experimentan los padres cuando se tienen que enfrentar con la partida de los hijos del hogar. Se puede entender como una percepción de duelo donde hay que adaptarse y enfrentar con sabiduría y cordura la ausencia de ese ser querido. Según los expertos, la difícil aceptación de la partida de los hijos afecta más a las mujeres que a los hombres y deja un mayor vacío en los hogares monoparentales. Los síntomas más comunes que alertan sobre la dificultad de aceptar la partida de los hijos son: problemas para conciliar el sueño y dolores físicos, tristeza, aburrimiento, ansiedad, soledad y sensación de vacío, pensamientos depresivos y perdida de propósitos o ilusiones. Los especialistas también recalcan que esa profunda sensación de vacío existencial al momento en que los hijos abandonan el hogar impacta más a los padres, que no han compaginado el cuidado de los hijos con otras actividades como: un trabajo, una pareja o amigos. Por ello, si estas pasando por la sensación de el Síndrome del nido vacío, es importante acomodarse a una nueva dinámica familiar y personal para evitar caer en depresión. Llegó el momento de pensar en planificar una nueva vida, sentirnos orgullosos de los logros alcanzados por nuestros hijos y felices por el inicio de su independencia, buscar nuevas actividades laborales, físicas o personales que giren en torno a nuestro bienestar, buscar apoyo en nuestros seres queridos, aceptar con firmeza y alegría la partida de nuestros amores. Recuerda que la tecnología nos brinda la oportunidad de mantener contacto con ellos a través de llamadas, videollamadas o redes sociales. Finalmente, pon por encima de cualquier sentimiento negativo tu felicidad, al saber que tus hijos han emprendido un nuevo camino en busca de sus sueños, sus metas y de un exitoso futuro.