Alegría se llamaba el pueblo que durante años logró formar una comunidad unida por el trabajo y la solidaridad. Pero la acción de los violentos rompió con la tranquilidad, amenazando a cada familia, que no dejara reclutar a sus pequeños hijos, para obligarlos a empuñar las armas y combatir una guerra en la que NO debían participar.
Durante meses los guerrilleros rondaron por el lugar y hasta el ruido del viento parecía con dolor reclamar, a gritos la ayuda, que nunca llegó para evitar, que enrolaran a los niños en semejante atrocidad.
Aquel 20 de septiembre, llegaron sin avisar, armados hasta los dientes entraron en cada hogar. ¡Se llevaron a los niños! gritaba cada papá y las lágrimas de las madres inundaban el lugar. En sus polvorientos caminos se podían entonces divisar, las pequeñas huellas que marcaron el trágico final, de la partida de los niños junto a hombres que con maldad, los arrebataron de sus hogares con la mayor frialdad.
Alegría quedo sumergida en la penumbra de la soledad, llena de un ambiente de angustia, de zozobra e intranquilidad. ¡Se llevaron a los niños! y nadie lo pudo evitar, las risas y el bullicio no se escuchaban más. En Alegría, todo es tristeza, ¡sus niños jamás volverán! Ahora ellos forman parte de una impía y absurda guerra… que parece no tener final.
FIN
Muy preocupante
Según UNICEF se calcula que unos 300.000 niños y niñas participan en los conflictos armados a nivel mundial. Muchos de estos menores combaten directamente y otros son obligados a ejercer como mensajeros, cocineros, esclavas sexuales o para realizar ataques suicidas. Según la organización, algunos se enlistan en las filas guerrilleras por voluntad propia debido a la pobreza, a los malos tratos en sus hogares, a la presión de la sociedad, al abandono del estado, a la falta de oportunidades o por el deseo de venganza; mientras que otros, son secuestrados y convertidos en combatientes involuntarios. Por otra parte, En América Latina los grupos querrilleros que siguen operando actualmente se encuentran ubicados en Colombia, México, Perú, Paraguay y Puerto Rico. Pero es en Colombia en donde más ha perdurado la existencia de guerrillas, dejando como resultado un número devastador de perdidas humanas. Igual y tristemente el reclutamiento de niños en Colombia por parte de los grupos armados irregulares, nunca se detuvo tras el acuerdo de paz con las Farc, por el contrario, ha ido en aumento. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) desde 1999 ha registrado el ingreso de 6.958 menores de edad victimas del reclutamiento forzado, de los cuales, 3.878 niños, niñas o adolescentes fueron reclutados por las Farc, es decir el 56% de los que han sido víctimas de este crimen. Finalmente, según el gobierno, en la actualidad los principales reclutadores de menores son: La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC, pero también responsabiliza a las bandas criminales del Clan del Golfo, Los Pelusos y Los Caparros, grupos conformados por antiguos paramilitares de derecha, que tienen nexos con el narcotráfico y la minería illegal.