Era un día normal, no había nada especial, los niños se fueron a la escuela y su esposo a trabajar. Ella inició su rutina diaria con los quehaceres del hogar, de repente el teléfono sonó, entonces lo fue a contestar. Era su médico de familia que la llamaba para informar, sobre los exámenes de salud, que ella se hizo tomar, pues unos nódulos en su seno izquierdo, que no eran para nada normal, la tenían preocupada y afectaban su tranquilidad. El médico le solicitó que pidiera una cita para charlar, sobre los resultados que él veía en su mamografía anual. De inmediato ella pidió la cita, pues ya no quiso esperar, con inquietud y angustia a su doctor fue a visitar. No eran buenas noticias, el examen le salió mal, un cáncer de seno afectaba su salud y su bienestar. El médico le informo con certeza que no podía esperar y una cirugía de urgencia le tenía que programar.
Ella en silencio pensaba en su vida y en la de los demás: En sus hijos, su esposo y también en sus papás. ¿Cómo decirles que ella, de salud estaba mal?, si ella siempre fue el centro de su maravilloso hogar. Hablar no sería fácil, pero lo tenia con valor que afrontar, entonces aquel día a todos invitó sorpresivamente a cenar. Con el corazón en la mano, a su familia le tuvo que contar, sobre la enfermedad que la consumía por dentro y que podría ser fatal. A sus hijos les invadió el miedo de perder a su amada mamá y su esposo le manifestó que con cariño iban juntos a luchar. Entre lágrimas y abrazos, el amor era lo principal, para luchar todos unidos y al mal con éxito enfrentar. Desde aquel día de la cirugía todo empezó a cambiar, ella ya no era la misma de algunos meses atrás. Empezaron entonces las quimioterapias y las visitas al hospital, pero el cansancio y los medicamentos la empezaron a afectar.
Fueron pasando los días y su aspecto ya no era igual, su ánimo y su cuerpo se deterioraban cada vez más, la pérdida de su cabello era algo imposible de controlar; las náuseas y el desaliento la invadían poniéndola mal. Sus hijos lloraban y oraban por la salud de su mamá, mientras su esposo las riendas tomaba de su maravilloso hogar. El poder del amor familiar con fuerza la empezó a rodear y con la poca energía que aún tenía logró con éxito encontrar, el camino que necesitaba para contra el cáncer firmemente luchar.
Aquel día cambió sus vidas y muchos retos tuvieron que afrontar, también momentos de dolor y miedo por lo que pudiera pasar. Pero el amor los fortaleció a todos y resaltó la unión familiar, demostrando que mientras estén unidos la batalla se puede ganar.
FIN
Reflexión
Entre los factores de riesgo conocidos para desarrollar el cáncer de mama se encuentran: Los antecedentes familiares de esta enfermedad, el sobrepeso, ser mayor de 50 años, la falta de ejercicio, fumar, el excesivo consumo de alcohol, no ingerir comida saludable y el alto consumo de azúcares y grasas. Hay que tener en cuenta que todos estos riesgos se pueden prevenir tomando acertadas decisiones para tu salud. Además, es de suma importancia, tomar el habito de realizar un autoexamen de mamas mensual, preferiblemente al quinto día de la menstruación. Igualmente, si tienes antecedentes familiares de la enfermedad, los especialistas aconsejan que, a partir de los 34 años, inicies con el habito de tomarte una mamografía anual. Si, por el contrario, no tienes antecedentes, se aconseja realizar el examen cada dos años a partir de los 40 años y cada año a partir de los 50. La mamografía, por lo tanto, permite el diagnostico temprano de la enfermedad, ofreciendo mejores oportunidades de recuperación. Visita a tu ginecólogo o a tu médico de cabecera y consúltale sobre las dudas que tengas al respecto. El 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, este día fue creado con la idea de fomentar conciencia, tanto en mujeres como en hombres, sobre la prevención y detección a tiempo de esta enfermedad.