Cuento para padres


Mi celualarma

Ayer fuimos a la tienda y su primer celular le compré, pero tan pronto lo tuvo en sus manos, su mirada hacia la pantalla se fue. Ya no era lo mismo que ayer, nuestra relación se comenzó a romper, ya no corríamos, ya no salíamos y tampoco jugábamos ajedrez ni parqués. En muy poco tiempo y sin sentimiento, el celular se apoderó de su ser, encerrado en su cuarto con Instagram, poco a poco, me fue alejando de él. Luego llegó Facebook, Snapchat y Twitter para manejarlo con su gran poder, ahí empezaron los problemas que yo misma sin pensar creé.

Un día entré a su cuarto por sorpresa y poseído por su celular lo encontré, pues tenía su cabeza torcida y le sonreía yo no sé a quien. Sus ojos clavados en la pantalla y sus brazos estirados al revés, contorneaba su cuerpo con soltura y murmuraba sin yo poder comprender. —!Es un selfie mamá —me dijo, —con filtros de Snapchat que descargué!— y que a diario junto a sus amigos, compartía a través de internet.

Un día mientras mi hijo dormía, su celular con gran cautela revisé, encontré a un extraño que le insistía, en hacer cosas inapropiadas con él. Gran preocupación me invadió de inmediato y con su celular en mi mano lo enfrenté, me confesó sus miedos y experiencias, sobre las redes sociales a las que entré. A partir de ese momento comprendimos, que con nuestra confianza podíamos vencer, cualquier amenaza de las redes y de los que las utilizan para corromper.

El celular nunca se apagó, pero la celualarma se activó, la confianza se fortaleció y el diálogo regresó. Compartir y creer en nuestros hijos, es la mejor solución, a un problema que día a día, nos amenaza sin compasión.
FIN

Eng

Reflexión
No le des espacio a los depredadores y elige bajo la asesoría de los especialistas la edad indicada para darle un celular a tus hijos o hijas. La mejor prevención para evitar que sean víctimas de estos acosadores está en tus manos. Dialoga con tus hijos e hijas y revisa constantemente su celular, computador o tableta. Nunca hay que bajar la guardia, porque ningúna niña o niño está a salvo del acecho de estos delincuentes cibernéticos.