En una noche de fiesta ella lo conoció, parecía buena persona y con halagos la conquistó. Día tras día, la llamaba hasta que la enamoró y de su familia, desafortuandamente, la alejó.
Decidieron vivir juntos su propia historia de amor, llena de golpes y abusos por parte del machista sin corazón. A este hombre le gustaba celarla en cada ocasión, por eso en un cuarto la encerraba y le decía que era por amor. Los celos se combinaban con el alcohol y al llegar a su casa borracho, la golpeaba sin compasión.
Amoretones le manifestaba su incondicional amor y ella siempre aguantaba y callaba por temor, pues las amenazas no la dejaban escapar de su lamentable situación. Sus amigos y su familia la aconsejaban con amor, pero ella aterrorizada nunca los escuchó. Ella estaba perdida en un mundo de inmenso dolor, de intimidaciones y de violencia a su alrededor.
Fueron pasando los días y en su cuerpo ella observó, los moretones y marcas que el canalla le dejó. Ella pensó en buscar ayuda y a la comisaria recurrió, allí la escucharon y aconsejaron pero en realidad nadie la ayudó. Entonces, el cansancio del maltrató finalmente la llevó a enfrentar al hombre, al que por amor todo lo aguantó. Llena de coraje y sin miedo sus maletas empacó, pero desafortunadamente, de nada le sirvió, pues ya era demasiado tarde, el tiempo no le alcanzó, ya que el desalmado sujeto con sus manos... la asesinó.
FIN
Muy preocupante
América es el segundo continente con mayor tasa de feminicidio después de África. Cada 2 horas y media se registra un feminicidio en la región. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), Brasil y México ocupan los primeros lugares en número de casos, seguidos de El Salvador, Honduras, Bolivia, Guatemala, Colombia, Argentina, Ecuador, Chile, Venezuela y Perú. El común denominador en el incremento del número de casos es la impunidad. Cada día 137 mujeres son asesinadas por un miembro de su familia y de cada 100 mujeres, 58 son asesinadas por sus parejas. Además, durante la pandemia las cifras se incrementaron y lo más preocupante es que las víctimas mortales de la violencia de género, no han encontrado en la justicia de sus países, el apoyo necesario para parar y acabar con este terrible y doloroso flagelo.